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Mi otro blog

Espero os gusten los pequeños relatos que compartiré, así como lo que me ronde por la cabeza y me parezca importante compartir.


Ilusión

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Que la ilusión nos acompañe todos los días del año.

sábado, 13 de julio de 2013

La hormiga de mi baño

Un poema veraniego, quién no ha sufrido, digo visto una hormiga en su cuarto de baño?

Hoy he vuelto a ver una hormiga en mi baño,
Ayer también la vi y ya me parece extraño,
Y si un grano no hace granero,
A ver si una hormiga si hace hormiguero.

Atentamente observo cual es su paradero.
Da un pasito adelante  y dos atrás,
Parece que baila como “María”
O como Paquito el Chocolatero.

De observarla tan fijamente creo que la entiendo.
Va quejándose de la vida, ha tenido varios siniestros,
Le han pisado ayer sin ir más lejos
A tres hermanos, un primo y a su compañero.

No te preocupes que  yo te respeto,
Pero solo si vas de paso que
No quiero tener ocupas tan pequeños
En mi pequeño cuarto de baño.





                Asun.® 6 de julio de 2011

sábado, 6 de julio de 2013

Atención, Metro de Madrid, informa...

Atención señores clientes, metro de Madrid informa…
Así empezaba un aviso, de los muchos que se oyen a lo largo de cualquier viaje en este medio subterráneo de transporte, en la ciudad de Madrid.
Es tan corriente que nos deleiten con avisos de este tipo, que por ello no se les hace el menor caso, la mayoría de las veces.

Incluso cuando no tienen nada que decir, lo dicen, es cuando sale esa vocecita para aconsejar: Para evitar aglomeraciones, pasen al centro del andén, o algo así, más o menos.

Queda muy moderno que te hagan tantas recomendaciones, pero entre el ruido de fondo, que no te aclaras, la megafonía que no es tan maravillosa, y lo continuo de los mensajes, el  resultado es un molesto “run, run” que francamente podría ser evitable, o mejorable.
Pero  el motivo de mi asombro, es que aunque soy usuaria, y con gusto, la verdad, del metro de Madrid, hoy he escuchado esa vocecita.
Ese Pepito Grillo megafónico, que anunciaba un corte de trayecto entre varias estaciones. Hasta aquí todo bien, pero cuando oigo el nombre de las estaciones me quedo a cuadros.


Claro no suelo leer las novedades “metriles”, y hace tiempo que los nombres de las estaciones se me escapan. Yo me quedé en Canillejas-Aluche, y lo de ahora Alameda de Osuna- casa de Campo, me suena raro la verdad.
Pero al menos esas estaciones son lógicas, la Alameda de Osuna, es un barrio de toda la vida, y la Casa de Campo, no digamos, un sitio castizo en Madrid.
Pero que me decís de Vodafone-Sol, pero ¿qué es eso?, la estación casi más clásica del metro madrileño, se llama ahora como una compañía telefónica?
Eso es lo que escuché en aquél anuncio de megafonía que hacía saber que se interrumpía el servicio entre varias estaciones, entre ellas  Vodafone-Sol.
Dios!! , ¿Cómo es posible?, reconozco mi ignorancia, pero desde cuándo? Es que el metro se ha vendido a Vodafone?,  estoy intrigadísima, y sobre todo perpleja, Vodafone-Sol?.
No se me va de la cabeza, ha sido todo un shock, quizá soy una madrileña muy sensible, pero a mí que me gusta tanto ambientar los relatos en el metro, me han quitado toda la magia.
¿Qué relato que se precie puede ocurrir en Vodafone-Sol?.
Bueno estoy en período de adaptación, igual me acostumbro.
Aunque es muy, muy difícil acostumbrarse a esto, o a estos...





Asun©6 de julio de 2013

miércoles, 3 de julio de 2013

No le gustaba mentir, y prefería no hacerlo.

     La tostada había caído boca abajo, y María impidió que su hija la recogiera del suelo, porque evidentemente estaba manchada y porque llegaban tarde al cole.

     Miles de hormigas rodearon el pedazo de pan, vistiendo la acera de negro. Un perro se acercó a husmear.
También llegaron un par de avispas, atraídas por el  dulzor de la compota.
Y una paloma y un gorrión descendieron en picado disputándose alguna miguita, con el permiso de las hormigas, el perro y las avispas.

     Tanta actividad en la acera provocó un llamativo atasco. Mientras la niña lloraba porque quería su tostada.

 El repartidor de refrescos del bar de al lado, resbaló con la mermelada, tropezó con el chucho, y como pudo se libró de las aves, pero no del aguijón de una de las avispas.

Un minuto después cientos de latas de cola rodaban por la calzada.

     Un autobús dio un chirriante frenazo, y el coche que iba detrás se tragó el bordillo y quedó atravesado.

Un policía preguntaba, ¿Pero, qué ha pasado aquí?

A María no le gustaba mentir, y prefería no hacerlo, pero en aquella ocasión cogió a su niña y musitando un “no tengo ni idea”, salió pitando de allí.

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Asun®30 de junio de 2013

Relato con el que participo en Esta noche te cuento.
Si te apetece comentar  lo puedes hacer aquí